Por: Rafael Urdaneta D. | Martes, 02/10/2012 07:17 PM
A propósito de la campaña electoral del neonazi Capriles Radonsky, ¨majunche mayor¨, como personeros de toda clase y tamaño de los oscuros personajes que lo acompañan, todos con el disfraz de ¨caperucita roja¨ (a veces hasta ¨roja rojita¨) quieren atrapar incautos trasmitiendo el hipócrita mensaje de "la igualdad", y de "la reconciliación".
Mensajes falaces revestidos de santidad en boca de unos pillos que siempre han despreciado al pueblo venezolano, que no les importa un comino la patria y que y cuyo único pegamento en toda su cacareada UNIDAD no es mas que el odio visceral a Chávez y a la inmensa mayoría del pueblo venezolano, hoy resteada con la revolución y su comandante.
El odio, el desprecio, la segregación que como víboras anidan en las oscuras almas de los dirigentes opositores al proceso revolucionario, se les sale por al orejas, basta y sobra recordar los momentos en los que por breves horas lograron montar al dictadorsuelo Carmona Estanga. Inmediatamente los neonazis Henrique Capriles y Leopoldo López dieron rienda suelta a sus ansias de sangre y venganza y arremetieron contra ministros y, funcionarios y gobernadores revolucionarios. En los mismos instantes en que sus secuaces hacían los propio en otros estados de Venezuela (Manuel Rosales y el asesino Mazuco en el Zulia por ejemplo).
Sin embargo la reconciliación es posible, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones
1) Que, aquellos opositores, que hoy están "recobrando" la cordura y la razón y se deslindan del proyecto neonazi de Primero Justicia, reconozcan en auto critica publica que la oposición fascista contrató sicarios y orquestó a sangre fría el plan de asesinatos a mansalva de opositores y chavista durante el golpe del 2002 para achacárselos a Chávez y justificar su derrocamiento.
2) Que denuncien los planes conspirativos de sus ex socios con nombres y apellidos, especialmente a los que asesinaron al Fiscal Danilo Anderson y a quienes importaron para militares para asesinar venezolanos y desestabilizar a Venezuela.
3) Que denuncien quien o quienes contrataron a Portugués Goveia para realizar la masacre de la Plaza Altamira.
4) Que den detalles de la injerencia de la embajada norteamericana, colombiana y española en los asuntos internos de Venezuela, especialmente durante el golpe de estado.
Solo así podríamos empezar a hablar de reconciliación con ese sector de la oposición. La dirigencia revolucionaria no tiene nada que conceder a una oposición violenta, brutal y agresiva, porque ya el Comandante Hugo Chávez con un crucifijo en la mano les perdono todas sus barrabasadas y los obligó a sentarse en una mesa de diálogo a la cual le dieron una patada. Se burlaron de los llamados a la paz y a la convivencia del presidente Chávez e interpretaron este gesto magnánimo como debilidad. Y…. “cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración " en el caso de la Venezuela revolucionaria, si se hubiera aplicado la justicia y sentenciado con todo el peso de la ley a los conspiradores y asesinos de abril del 2002, ninguno de los opositores que hoy se glorían de ser diputados, gobernadores y alcaldes (hasta candidato a la presidencia de la república) ocuparían esos cargos, estarían purgando penas judiciales e inhabilitados políticamente.
¡ Solo El Pueblo Salva Al Pueblo!
rafaelurdanet@gmail.com
A propósito de la campaña electoral del neonazi Capriles Radonsky, ¨majunche mayor¨, como personeros de toda clase y tamaño de los oscuros personajes que lo acompañan, todos con el disfraz de ¨caperucita roja¨ (a veces hasta ¨roja rojita¨) quieren atrapar incautos trasmitiendo el hipócrita mensaje de "la igualdad", y de "la reconciliación".
Mensajes falaces revestidos de santidad en boca de unos pillos que siempre han despreciado al pueblo venezolano, que no les importa un comino la patria y que y cuyo único pegamento en toda su cacareada UNIDAD no es mas que el odio visceral a Chávez y a la inmensa mayoría del pueblo venezolano, hoy resteada con la revolución y su comandante.
El odio, el desprecio, la segregación que como víboras anidan en las oscuras almas de los dirigentes opositores al proceso revolucionario, se les sale por al orejas, basta y sobra recordar los momentos en los que por breves horas lograron montar al dictadorsuelo Carmona Estanga. Inmediatamente los neonazis Henrique Capriles y Leopoldo López dieron rienda suelta a sus ansias de sangre y venganza y arremetieron contra ministros y, funcionarios y gobernadores revolucionarios. En los mismos instantes en que sus secuaces hacían los propio en otros estados de Venezuela (Manuel Rosales y el asesino Mazuco en el Zulia por ejemplo).
Sin embargo la reconciliación es posible, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones
1) Que, aquellos opositores, que hoy están "recobrando" la cordura y la razón y se deslindan del proyecto neonazi de Primero Justicia, reconozcan en auto critica publica que la oposición fascista contrató sicarios y orquestó a sangre fría el plan de asesinatos a mansalva de opositores y chavista durante el golpe del 2002 para achacárselos a Chávez y justificar su derrocamiento.
2) Que denuncien los planes conspirativos de sus ex socios con nombres y apellidos, especialmente a los que asesinaron al Fiscal Danilo Anderson y a quienes importaron para militares para asesinar venezolanos y desestabilizar a Venezuela.
3) Que denuncien quien o quienes contrataron a Portugués Goveia para realizar la masacre de la Plaza Altamira.
4) Que den detalles de la injerencia de la embajada norteamericana, colombiana y española en los asuntos internos de Venezuela, especialmente durante el golpe de estado.
Solo así podríamos empezar a hablar de reconciliación con ese sector de la oposición. La dirigencia revolucionaria no tiene nada que conceder a una oposición violenta, brutal y agresiva, porque ya el Comandante Hugo Chávez con un crucifijo en la mano les perdono todas sus barrabasadas y los obligó a sentarse en una mesa de diálogo a la cual le dieron una patada. Se burlaron de los llamados a la paz y a la convivencia del presidente Chávez e interpretaron este gesto magnánimo como debilidad. Y…. “cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración " en el caso de la Venezuela revolucionaria, si se hubiera aplicado la justicia y sentenciado con todo el peso de la ley a los conspiradores y asesinos de abril del 2002, ninguno de los opositores que hoy se glorían de ser diputados, gobernadores y alcaldes (hasta candidato a la presidencia de la república) ocuparían esos cargos, estarían purgando penas judiciales e inhabilitados políticamente.
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