18 de octubre de 2009, 02:50 PM
LA PAZ (AFP) - Los países que forman la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA) pretenden consolidar al organismo como foro político e instrumento para el intercambio comercial, según las conclusiones de la Cumbre realizada en Bolivia, donde abundaron los discursos antiestadounidenses.
Los presidentes, primeros ministros y autoridades de Bolivia, Cuba, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Venezuela, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda se reunieron en Cochabamba (centro) hasta el fin de semana por dos días para discutir mecanismos de integración económica y definir líneas de acción política.
"Toda propuesta económica parte siempre de una decisión política, sin duda", afirmó este domingo en La Paz el ministro boliviano de Hacienda, Luis Arce, quien destacó que el evento, por ejemplo, dio nacimiento a la nueva moneda aún virtual, el Sucre, que los países usarán para el pago de sus intercambios comerciales, si bien falta aprobar una reglamentación.
Para el ministro Arce, uno de los tecnócratas del Gobierno del izquierdista Evo Morales, las decisiones asumidas en la VII Cumbre del ALBA "no están en función de añoranzas (ideológicas) de puro hígado y revanchismo", sino en base al análisis de realidades macroeconómicas mundiales, como la crisis financiera.
Sin embargo, la necesidad de que el ALBA asuma principalmente líneas políticas fue expresada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien en una de sus intervenciones durante el evento, señaló que el foro "es un espacio geopolítico de integración y liberación" de Estados Unidos.
Chávez, un duro crítico de Washington, reclamó que en la declaración final de la VII Cumbre del ALBA no figure la "palabra socialismo". "Qué ... ¿queremos otra vez capitalismo?" dijo el mandatario en tono de reclamo, tras lo cual urgió a sus pares a apostar por el "socialismo del siglo XXI".
El jefe de Estado destacó que el Sistema Unico de Compensación Regional (Sucre) "es un paso a nuestra soberanía monetaria para liberarnos de la dictadura del dólar, que el imperio yanqui le impuso al mundo".
Esta visión económica antiestadounidense también se trasladó a la Declaración Final del evento internacional, en el que se condenó al capitalismo por el calentamiento global y por el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba, al golpe civil-militar en Honduras y las bases militares que Washington pretende usar en Colombia, con el aval de Bogotá.
Para el analista político boliviano Hugo Siles, "hay que reconocer que el ALBA es un mecanismo de integración que sale del esquema tradicional de las organizaciones internacionales que conocemos".
Sin embargo, su estructura parece mostrar debilidad. "Aún no tiene bases orgánicas, asamblea, secretarios ni órganos. Lo que se manifiesta como común denominador entre estos países es una fuerte identificación política", acotó Siles, citado por el diario El Deber.
El ALBA fue fundada el 14 de diciembre de 2004, inicialmente por Cuba y Venezuela, a la que se sumaron posteriormente Bolivia, Nicaragua y los demás países. Hasta la fecha los nueve países miembros estructuran un producto interno bruto (PIB) de 650 millones de dólares.
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LA PAZ (AFP) - Los países que forman la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA) pretenden consolidar al organismo como foro político e instrumento para el intercambio comercial, según las conclusiones de la Cumbre realizada en Bolivia, donde abundaron los discursos antiestadounidenses.
Los presidentes, primeros ministros y autoridades de Bolivia, Cuba, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Venezuela, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda se reunieron en Cochabamba (centro) hasta el fin de semana por dos días para discutir mecanismos de integración económica y definir líneas de acción política.
"Toda propuesta económica parte siempre de una decisión política, sin duda", afirmó este domingo en La Paz el ministro boliviano de Hacienda, Luis Arce, quien destacó que el evento, por ejemplo, dio nacimiento a la nueva moneda aún virtual, el Sucre, que los países usarán para el pago de sus intercambios comerciales, si bien falta aprobar una reglamentación.
Para el ministro Arce, uno de los tecnócratas del Gobierno del izquierdista Evo Morales, las decisiones asumidas en la VII Cumbre del ALBA "no están en función de añoranzas (ideológicas) de puro hígado y revanchismo", sino en base al análisis de realidades macroeconómicas mundiales, como la crisis financiera.
Sin embargo, la necesidad de que el ALBA asuma principalmente líneas políticas fue expresada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien en una de sus intervenciones durante el evento, señaló que el foro "es un espacio geopolítico de integración y liberación" de Estados Unidos.
Chávez, un duro crítico de Washington, reclamó que en la declaración final de la VII Cumbre del ALBA no figure la "palabra socialismo". "Qué ... ¿queremos otra vez capitalismo?" dijo el mandatario en tono de reclamo, tras lo cual urgió a sus pares a apostar por el "socialismo del siglo XXI".
El jefe de Estado destacó que el Sistema Unico de Compensación Regional (Sucre) "es un paso a nuestra soberanía monetaria para liberarnos de la dictadura del dólar, que el imperio yanqui le impuso al mundo".
Esta visión económica antiestadounidense también se trasladó a la Declaración Final del evento internacional, en el que se condenó al capitalismo por el calentamiento global y por el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba, al golpe civil-militar en Honduras y las bases militares que Washington pretende usar en Colombia, con el aval de Bogotá.
Para el analista político boliviano Hugo Siles, "hay que reconocer que el ALBA es un mecanismo de integración que sale del esquema tradicional de las organizaciones internacionales que conocemos".
Sin embargo, su estructura parece mostrar debilidad. "Aún no tiene bases orgánicas, asamblea, secretarios ni órganos. Lo que se manifiesta como común denominador entre estos países es una fuerte identificación política", acotó Siles, citado por el diario El Deber.
El ALBA fue fundada el 14 de diciembre de 2004, inicialmente por Cuba y Venezuela, a la que se sumaron posteriormente Bolivia, Nicaragua y los demás países. Hasta la fecha los nueve países miembros estructuran un producto interno bruto (PIB) de 650 millones de dólares.
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